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¿Sabías que en Cuba rodaron en la década de 1950 guaguas de madera?

Hasta la década de los años 50, por toda la isla de Cuba transitaron autobuses cuyas carrocerías no era totalmente de metal.



Poseía una superestructura de madera que era complementada con lona encerada para impermeabilizar el techo. Contaba con ventanas de maderas y cristales, y su tren motriz y chasis eran igual a los de los camiones.

El diseño de estos autobuses parecía bastante delicado, pero en realidad era muy fuerte y duradero y solo fue superado por las carrocerías metálicas que fueron producidas en la isla a finales de los años 40. En esta época la Ruta 58 de la Cooperativa de Ómnibus Aliados importó al pais ómnibus para brindar servicios a la ruta Ceiba-Avenida del Puerto. Bajo la condición de que era un «servicio especial» el precio del pasaje aumentó en tres centavos, aunque a pesar de esto continuaron trabajando los ómnibus de madera y mantuvieron su precio anterior.

Hasta ese entonces estos autobuses eran conocidos como “ómnibus de palo”, y debido a la iniciativa de los autobuses importados, otros operadores de la Cooperativa de Omnibus Aliados fueron presionados para sustituir a los antiguos autobuses de madera por otros que poseerían una carrocería metálica, lo que los haría más competitivos debido al desarrollo y la modernización.

Estos ómnibus de carrocerías metálicas despertarían la iniciativa en el país y serían los que propiciaran el desarrollo de una rudimentaria industria de carrocerías metálicas. Ejemplo de estas fueron las producidas en los talleres de Merens, Rodríguez y Batancourt, los que con sus producciones abastecerían a los operadores menos solventes de la Cooperativa. Durante este tiempo también los que poseían una mejor economía importarían ómnibus de mejor calidad y capacidad, aunque fueran de uso o totalmente nuevos.

Compitiendo por el espacio urbano con los tranvías eléctricos, los que desaparecerían en el año 1952, se podían encontrar estos ómnibus de madera. Ocupaban espacio, además de en el servicio de pasajero, a algunas instituciones educativas y otras que necesitaban de medios de transporte para mover a su personal, alumnos y otras necesidades que pudiesen tener.

Igualmente el servicio de estos autobuses de madera no consistía solamente en el espacio urbano de la ciudad, sino que también brindaban servicios interurbanos e interprovinciales y algunos tenían rutas tan largas como por ejemplo desde La Habana hasta Santiago de Cuba. Con el fin de facilitar una mejor velocidad – economía, su carrocería adquiría una forma aerodinámica. Ante la importación de ómnibus con mejores prestaciones y la producción nacional de ómnibus metálicos, poco a poco fueron desapareciendo estos ómnibus de manera que andaron por las calles de la isla de Cuba.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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