Recorriendo la Avenida Santa Catalina, una de las más vistosas de La Habana
miércoles, 16 de diciembre de 2020
Santa Catalina, es una avenida de La Habana que se construyó sobre un viejo camino que partía desde la Calzada de Jesús del Monte. Es una vía corta y moderna y cuyo mayor desarrollo se dio principalmente durante la época de la República.
La avenida se extiende desde la Calzada de Jesús del Monte y hasta la Avenida de Rancho Boyeros. En su recorrido atraviesa una zona de uso fundamentalmente residencial, aunque posee varios comercios y diversas instalaciones de servicio. Estos fueron establecidos para dar satisfacción a las necesidades de los habitantes del sector, quienes solían ser principalmente de clase media.
Santa Catalina, la avenida de los flamboyanes
Multitud de flamboyanes se sembraron a ambos lados de esta avenida, que su época de florecimiento, vestían de un esplendor rojo la vía. Actualmente, buena parte de estos árboles ha desaparecido. Las causas son diversas, pero no ha existido una política de protección y reforestación, por lo que existen tramos desiertos que no le dan muy buen aspecto a la avenida. Sin embargo, la avenida permanece como una de las vías más agradables y sombreadas de la zona, de las pocas en su tipo que existen en la capital.
En su inicio, la Avenida Santa Catalina pasa por los repartos de La Víbora y Mendoza. Cuando se acerca a su final, recorre el Casino Deportivo, Santa Catalina, San Leonardo y el Palatino. Cabe destacar que en el sector de la avenida que se ubica entre Juan Delgado y la Calzada de Jesús del Monte, se encuentra, en el número 53, el local del antiguo cine Alameda. Este llegó a ser uno de los cines de estreno de la ciudad, con su característica escalinata. Este era un lugar que atraía a los amantes del séptimo arte.
Al lado del Alameda se ubicó un Tropicream, que hoy aún funciona como heladería pero con otra denominación, sitio de reunión para los estudiantes de los colegios cercanos: el Instituto de Segunda Enseñanza de La Víbora, el Instituto Edison, el colegio Nuestra Señora de Lourdes, el colegio de los Hermanos Maristas y varios otros.
En Santa Catalina existió también un minimercado denominado La Copa. La antigua dulcería Franser se hallaba ubicada en el número 56, pero hoy en día ha sido transformada en la panadería, cafetería y dulcería Silvayn, aunque muchos la llaman aún por su nombre original. Allí se encontraba el comando 4 de los bomberos, el policlínico Luis Pasteur, el garaje Alameda, y las instalaciones del antiguo colegio Nuestra Señora de Lourdes, en donde actualmente funciona una escuela y un círculo infantil.
El teatro La Edad de Oro
Continuando el recorrido, en el número 265 funcionó una funeraria. Más adelante está la cafetería El Niágara, que también tiene acceso por calle Juan Delgado. En el número 502 se hallaba el cine Santa Catalina. Hoy en día funciona allí el teatro infantil La Edad de Oro. A su lado está El Fiore, una pizzería que sustituyó a la cafetería original del cine.
Por otra parte, en el tramo comprendido entre la Calzada de Vento y Juan Delgado, en el cruce con la avenida Mayía Rodríguez, estaba ubicado el garaje Novedades. Actualmente funciona allí una cooperativa experimental. En la esquina, se encuentra la minitienda Panamericana. Allí también está la hermosa iglesia de San Juan Bosco, con su empinada torre y campanario. Casi al llegar a la calle Goss está la Mekong, una tienda en CUC.
La Finca de los Monos
Al cierre de la Calzada de Palatino, se encuentra una gran extensión de terreno, que corresponde a la Quinta Las Delicias. Desde la Avenida no es posible ver el edificio, pues una gran cantidad de árboles lo rodean. Esta quinta es también conocida como la Finca de los Monos. Fue propiedad de la señora Rosalía Abreu Arencibia, hermana menor de la importante benefactora patriota, Marta Abreu.
Esta edificación fue construida en 1906, y fue diseñada por el arquitecto Charles Brun de Nueva York. Su estructura se inspiró en la de los castillos franceses de la región del Loira. En el proyecto original estaban previstos unos enormes techos de fuertes pendientes, que fueron sustituidos en la versión final por un pretil almenado, que se asemeja más a la arquitectura militar, por lo cual también le dicen «El Castillo».
El vestíbulo de esta mansión estaba decorado con murales realizados por Armando Menocal, uno de los cuales ya ha desaparecido por completo. Resultan de interés los decorados de algunos techos, los jardines con glorietas, un salón de estilo neomorisco y una capilla neogótica. En esta quinta funciona actualmente un Palacio de Pioneros, mientras que los jardines se han habilitado como un parque tecnológico y recreativo.
La avenida Santa Catalina espera por tiempos mejores
La gran mayoría de las viviendas que se han construido a lo largo de Santa Catalina son casas elegantes de mampostería, con grandes portales y jardines. Como solía ocurrir en los últimos años de la República, se construyeron algunos edificios de tres a cinco pisos, con balcones o terrazas. En la actualidad, a rasgos generales, el entorno de la avenida es agradable, pese a que algunas edificaciones han sido maltratadas por el tiempo y la falta de mantenimiento.
Por suerte, la Avenida Santa Catalina no parece haber sido contagiada, hasta el momento, por la oleada de la arquitectura de mal gusto, que logró invadir otras vías de la ciudad. Esta avenida se mantiene en un estado bastante aceptable para la circulación de vehículos automotores, aunque no no ocurre lo mismo en las calles secundarias que la atraviesan, las cuales ya han perdido la capa asfáltica y gran parte de su base de hormigón. De esta manera se ha acumulado una cantidad importante de baches de todo tipo que las vuelven, a efectos prácticos, intransitables.
Esta avenida, al igual que los repartos que atraviesa, sin duda se encuentra a la espera de que lleguen tiempos mejores, que le devuelvan su antigua gloria.
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Escrito por | Redacción TodoCuba
Fuente: Diario de Cuba / Archivo TodoCuba
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