Parrandas de Chambas, sabor y tradición en el centro de Cuba (+ Fotos)

miércoles, 26 de septiembre de 2018

Uno de los festejos más tradicionales de la región central de Cuba y que se vive “a muerte” por los que en él intervienen son las parrandas de Chambas. Cuando comienzan no hay arreglo entre los dos bandos en que se dividen los pobladores, los gallos y los gavilanes.

El origen de esta rivalidad se remonta a casi un siglo, cuando en 1920 los chamberos, que llevaban años acudiendo a las parrandas de la vecina Remedios, decidieron realizar su propio festejo.

En los primeros años las parrandas de Chambas se realizaban en los últimos días del mes de febrero para hacerlas coincidir con la fecha del reinicio de las guerras de independencia, pero al pasar el tiempo fue variando de fecha hasta terminar en el mes de agosto, fecha en que los estudiantes se encontraban de vacaciones.

Los pobladores del barrio La Norte se identifican con el gallo y el color rojo, mientras que los de la Narcisa lo hacen con el azul y su mascota es el gavilán. Cuando comienzan las parrandas cada barrio se engalana lo mejor que puede para superar al otro y forma congas y carrozas que compiten entre ellas por la supremacía.

El lanzamiento de fuegos artificiales, una tradición muy arraigada en el centro del país, es el momento más esperado de las parrandas de Chambas. Cuando los expertos en estos artificios se dirigen al centro del parque para iluminar el cielo con las explosiones, todo el pueblo se reúne alrededor para disfrutar del tremendo espectáculo.

Las carrozas, por su parte, se preparan en el mayor secreto. En su construcción participan desde carpinteros hasta consagrados artistas y decoradores. Como los materiales escasean, la confección de estos ingenios rodantes demanda en muchas ocasiones el sacrificio personal de sus artífices para poder superar al contrario.

Luego, el día señalado, las carrozas se encaminan hacia el Paseo de Martí donde se produce el enfrentamiento entre gallos y gavilanes. Sobre ellas bailan las modelos y estallan los fuegos artificiales ante el delirio de los chamberos.

Cuando la parranda concluye se declara un bando ganador que festeja por todo lo alto. Los perdedores se dedican también a divertirse porque, después de todo, las parrandas de Chambas, aunque se vivan a muerte, son una fiesta y el próximo año se pueden desquitar perfectamente.