La ruta ecológica de Holguín

domingo, 21 de abril de 2019

Las características tropicales y caribeñas de nuestra isla favorecen de manera significativa el hecho de cada provincia del país cuente con sitios de elevado interés natural y ecológicos de los que Cuba orgullosamente hace gala. En estas líneas estaremos haciendo un recorrido al municipio Mayarí emplazado en la provincia de Holguín el cual se ubica en las cercanías del Macizo Montañoso Nipe-Sagua-Baracoa, justamente a 86 kilómetros de la cabecera provincial y donde se dan cita muchas de las más significativas riquezas naturales de este territorio.

Empezamos el recorrido por…

El pueblo de Pinares de Mayarí debe su nombre a los bosques de Pinos (Pinus cubensis) que abundan en las cercanías, la cual también se compone de tierra roja compuesta por gran variedad de minerales ferrosos.

Quizás describir el sitio constituya una tarea más fácil que acceder a él pues el recorrido que permite transitar hasta los 546 metros sobre el nivel del mar incluye el paso a través de una grosera y empinada elevación que se conoce por Loma de la Bandera y a partir de ahí el camino se convierte en un verdadero zigzag semejante a una espiral.

Constituye un pueblo de dimensiones pequeñas donde la principal actividad radica en aprovechar el valle intramontuno para le cultivo de café y tabaco.

Si se decide utilizar el pequeño desvío presente en el camino sin duda llegaremos al Salto del Guayabo, el cual tiene el mérito de ser de los más altos y de mayor importancia natural en el país.

La naturaleza muestra sus más notables galas en este sitio increíble compuesto por una gran variedad de especies de la flora y la fauna dentro las que destacan los helechos, palmas, especies de roble, gavilanes, tocororos y tomeguines del pinar entre muchas otras, a la vez que el oxígeno puro que se respira viene impregnado del olor de la mariposa que constituye la flor nacional de Cuba y crece en este sitio.

El sonido más característico de este lugar conjuga el canto de las aves con el retumbar del agua cayendo sobre las rocas que evidencia en todo momento la cercanía estos saltos.

Posee además varios miradores desde donde el paisaje se convierte en deleite.

El Salto de Guayabo está compuesto por dos caídas de agua verticales que tiene aproximadamente 85 y 127 metros respectivamente, lo que convierte esta área en un paraíso natural que asemeja cualquier paisaje artificial observado en libros y películas pero esta vez palpable, que impresiona incluso cuando se forman arcoíris de manera simultánea al incidir sobre ellas los rayos del sol.

El nacimiento de este tesoro natural puede ser encontrado si se transitan 300 metros más y desde el lugar se pueden contemplar componentes significativos del sistema montañoso de la región a la vez que pueden disfrutarse de las ofertas que brinda una instalación de la Empresa Flora y Fauna, que confluye en competa armonía con el entorno natural y brinda servicios de restaurante y cafetería, al mismo tiempo que auxilia con personal preparado para el senderismo y el turismo de naturaleza.

Si se escoge disfrutar de estos servicios de guiado, no será una decisión de la que arrepentirse pues de seguro disfrutaran de la oportunidad de descender hacia el sitio donde ambas cascadas chocan, este itinerario comprende aproximadamente dos horas de recorrido a través de la ladera que se ubica al este pero es un tiempo que vale la pena aprovechar pues a lo largo de la caminata se podrán observar gran variedad de especies como orquídeas y helechos que aprovechan las condiciones húmedas naturales para su crecimiento unido a la presencia de numerosos manantiales de agua fría que son el resultado del escurrimiento del agua a través del interior de las montañas.

Al llegar el retumbante sonido del agua rompiendo nos hará saber que valió la pena vivir la experiencia porque el resultado es fenomenal y único.