La pomadita china, el bálsamo milagroso de los abuelos cubanos
viernes, 23 de noviembre de 2018
Esta tarde en mi miniclub se discutió con fervor sobre cuáles han sido los inventos más importantes de la humanidad, y por mayoría se llegó a la conclusión que ya está dicha en el título de este comentario: la domesticación del perro y la invención y fabricación de la pomada china, esa de la cajita rojita de metal por la que suspiramos con desesperación cuando tenemos catarro, nos ha picado algún infame bicho o simplemente nos duele la cabeza.
Cuántas personas en todo el mundo la usan, y cuán pocas conocen la historia de este medicamento y sus muchas virtudes. Es, prácticamente, una panacea universal, si es que existe alguna, y la mejor prueba de ello es que desde que apareció en el mundo es usada por gente de todos los países y todas las culturas. Hasta un musulmán se avendrá a aplicársela sobre su piel en caso de necesidad sin miedo alguno de arder en el mármol del infierno. Es universal, quizá más universal que la aspirina.
El verdadero nombre de la pomada china es Bálsamo de tigre, y se debe a que cuando su fórmula fue creada en 1870 por su inventor, Au Chu Kin, herbolario de la corte imperial china, la base oleaginosa que utilizó fue la grasa de tigre.
Curiosamente, el bálsamo no fue creado en China, sino en Rangoon, Birmania, país al que Au había emigrado. Allí abrió una pequeña herboristería y comenzó a comercializar su producto, que de inmediato inició una vertiginosa carrera ascendente en la farmacopea de la medicina tradicional asiática. Cuando murió, el negocio pasó a manos de sus hijos, quienes comenzaron a producir el bálsamo de manera industrial.
Existen distintas variedades de la pomada, pero las más conocidas son la roja y la blanca. Mientras que el Bálsamo de Tigre Rojo produce un efecto de calentamiento, el Blanco es refrigerante. Hay una versión en cuya tapa aparecen las figuras del consabido tigre y la de un dragón alado. Es preciso explicar que en el pensamiento chino tradicional —y en su medicina— los animales se agrupan en las dos grandes polaridades que conforman el universo y todas sus formas de manifestación: el yin y el yang.
El tigre rojo es yang, por eso es caliente. Mientras que la pomada blanca es yin y por eso es refrigerante.
Un especialista en medicina tradicional china me explicó que la unión del tigre y el dragón indica un equilibrio entre las dos polaridades, lo que significa que el bálsamo que lleva ese símbolo trabaja restableciendo el equilibrio de las energías en la zona dañada.
Este mismo especialista la empleaba aplicándola únicamente en los puntos de acupuntura relacionados con la dolencia que se proponía aliviar o curar. Doy fe de que su método es muy efectivo, porque a mí, hace ya casi treinta años, me alivió de ese modo una contractura muscular severa del cuello y el hombro con un tratamiento que solo duró unos diez minutos, masajeando los puntos mencionados.
Parece ser que la fórmula original del bálsamo fue esta:
Mentol | 10% | 8% |
Alcanfor | 11% | 24.9% |
Aceite esencial de menta | 6% | 16% |
Aceite esencial de cajeput | 7% | 13% |
Aceite esencial de clavo | 5% | 1.5% |
Aceite esencial de canela de China | 5% |
Y digo “parece” porque existen otras fórmulas ligeramente diferentes, como, por ejemplo, una que incorpora el aceite esencial de melaleuca.
Es sabiduría popular que la pomada china o bálsamo de tigre —aunque también hay una vietnamita que trae en su tapa la imagen de una pagoda y se llama Templo del Cielo— es muy eficaz para el alivio de muchas clases de dolores: de cabeza, jaquecas migrañosas, articulaciones, músculos contracturados, inflamaciones y picadas de insectos.
También es una bendición en los estados catarrales, ya sea aplicándola en el pecho y los pulmones o en las aletas de la nariz. Descongestiona, mueve las secreciones, alivia el dolor de una garganta inflamada, calma la tos…, en fin, pobre de los acatarrados que no la tengan en su mesita de noche, su mesa de trabajo o su bolso de viaje.
Otra de sus potencialidades es la de actuar como repelente de insectos, ya que su fuerte olor les desagrada y los aleja. Ayuda en las malas digestiones, espasmos y otras dolencias digestivas, aplicándolo dentro y alrededor del ombligo. También se dice que tiene un uso erótico, pues aplicada durante el coito sobre el miembro viril puede evitar la eyaculación precoz y demorar el orgasmo masculino, lo que favorece en muchos casos a la pareja.
Se recomienda que el bálsamo, rojo, blanco o en cualquiera de sus otras variedades, nunca se aplique directamente sobre las mucosas, es decir, su uso es solo tópico.
Sin embargo, durante mis interminables noches de trabajo en la redacción del periódico Granma vi a muchos periodistas, abatidos por gripes tremebundas, intentar llegar al final de la jornada laboral pidiendo al cocinero que les preparara un té de hierbas y disolviéndole dentro un poquito de pomada que sacaban de la caja con la uña del dedo meñique.
Es verdad que algunos de los aceites esenciales que integran la fórmula pueden ser tóxicos, pero nunca vi morir a nadie en el empeño.
Muchas personas de buen corazón prefieren creer que en la elaboración de la pomada original jamás se usó la grasa del tigre y que el creador la bautizó con el nombre de este animal en honor a uno de sus hijos, cuyo nombre significaba “tigre noble”. Puede ser cierto o solo leyenda dulcificadora de la realidad.
Lamento decepcionar diciendo que en la farmacopea tradicional china no solo se usaba del tigre la grasa. También se aprovechaban casi todas las partes del animal. Sus colmillos se molían o se llevaban como amuletos, sus testículos eran convertidos en píldoras contra la impotencia, y así una larga lista de aplicaciones que no considero necesario desplegar aquí para no herir la sensibilidad de los ecologistas.
No hay que extrañarse de lo que la imaginación humana puede inventar: ¿no se llegó a creer a finales del siglo XIX que las momias egipcias molidas eran una medicina contra todas las enfermedades? ¿Cuántos cientos de momias fueron molidas y cocinadas para obtener el célebre polvo de momia, también conocido como mumia, que los médicos árabes usaban para curar la peste? Aunque en realidad la palabra árabe mumia se refiere al bitumen amalgamado por los óleos, aceites y bálsamos empleados en el proceso de momificación y en la preservación de los vendajes con que se amortajaban los cuerpos. De nada hay que asombrarse ni dudar.
El desarrollo de la industria también ha alcanzado a la humilde cajita de la pomada china tal como la conocimos los de mi generación, y hoy existe también en forma de lociones, bandas adhesivas y otros formatos, y en varios tamaños.
Se ha especializado en su uso para las diferentes dolencias y partes del cuerpo. He probado la lumbar y es bastante efectiva. Puede adquirirse en casi todos los barrios chinos del mundo, o sorprendernos donde menos la lógica podría indicar que fuera hallada. De donde nunca desaparece es de nuestros recuerdos: noches infantiles con fiebre y toses que alguna abuelita calmaba con frotaciones suaves, el cuarto de los abuelos artríticos, el rincón de la sala donde la abuela sufría sus jaquecas cotidianas, el botiquín del hogar. Ah, la pomada china: ¿cómo concebir la vida sin ella?
Escrito por | Redacción TodoCuba
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