La Casa de las Tejas Verdes, una de las viviendas más famosas de La Habana

domingo, 13 de septiembre de 2020

La Casa de las Tejas Verdes, casi en el nacimiento de la Quinta Avenida de Miramar, es, sin dudas, una de las viviendas más famosas de La Habana. Es denominada así por el peculiar color de las tejas de su techo, que la hacen única en la ciudad.

Se construyó en 1926, bajo el diseño del arquitecto Jorge Luis Echarte, contratado por el señor Alberto de Armas, quien deseaba que su casa fuera distinta y resaltara por encima de las otras grandes mansiones que se estaban erigiendo en el entonces barrio más aristocrático de la capital.

Una casa única en su clase

Alberto de Armas vivió con su familia en la casa hasta 1943. Luego residió en ella Luisa Catalina Rodríguez y Faxas, quien ocupó el inmueble hasta el último de sus días, acompañada por sus numerosos perros y una sobrina.

Tras la revolución, numerosos fueron los intentos del Estado cubano por agenciarse la casa de Luisa Catalina. La propietaria siempre se negó a abandonarla y murió en ella en 1999. En ese momento el inmueble presentaba un alto nivel de deterioro, pero continuaba siendo una edificación impresionante. La gente hablaba de que estaba habitada por fantasmas y espíritus, pero esto no fue obstáculo para que el Gobierno de Cuba se adueñara del inmueble tras la muerte de su anciana propietaria.

La Casa de las Tejas Verdes es restaurada

La Oficina del Historiador de La Habana, encabezada por el recién fallecido Eusebio Leal, asumió la restauración de la casa en 2005. Las obras terminaron en 2010, siendo merecedoras del Premio Nacional de Restauración.

Hoy la Casas de las Tejas Verdes sirve de sede al Centro Promotor para la Arquitectura Moderna y Contemporánea, el Urbanismo y el Diseño Interior.

Por sus valores patrimoniales, el inmueble resalta dentro de la arquitectura doméstica cubana. Es casi un paradigma de la ciudad por su ascendiente cultural en la población.

La belleza de la Casa de las Tejas Verdes está ahora al alcance de todos los que deseen apreciarla, pues puede ser visitada para contemplar todos sus espacios, que son los mismos que previó Jorge Luis Echarte en 1926.

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