Iguará: El pueblo cubano que se alquiló completo para evitar morirse
viernes, 26 de octubre de 2018
Iguará es un pueblo que pocos cubanos conocen. Situado en el municipio de Yaguajay, al norte de la provincia de Sancti Spíritus, entre la línea del ferrocarril y las montañas. Como casi todas las comunidades rurales cubanas que se encuentran aisladas, la falta de infraestructura, le migración de los jóvenes y el desabastecimiento de todo comenzó a matarla. Fue entonces que las autoridades locales encontraron una única alternativa para evitar que Iguará muriera por infarto económico: arrendar casi todos los objetivos económicos del pueblo al sector cooperativo y privado.
Yoel Moya, fue uno de los que se arriesgó a aceptar la invitación de los funcionarios locales y asumir la gestión del antiguo Círculo Social de la localidad.
Este joven empresario recibió una ruina y de inmediato puso manos a la obra: compró mobiliario, neveras y hasta los platos tenedores y cuchara, pues allí lo único que quedaban eran las paredes.
Igual hizo Erick Fernández, quien mandó a arreglar por completo la deteriorada pista de baile, donde lo único que existía cuando recibió la concesión del gobierno local era un punto de venta de cerveza dispensada y tabaco. Sólo en el acondicionamiento de ésta invirtió unos 10 000.00 pesos, una cifra considerable tomando en cuenta el tamaño de Iguará y los potenciales clientes que pudiera recibir.
A Osly Borrego, por su parte, el bar en el que había trabajado toda su vida se le estaba cayendo arriba. Ante la amenaza del cierre y de quedarse sin trabajo decidió asumir su gestión. En poco tiempo logró detener el deterioro y multiplicar la oferta.
Para lograr abastecer el negocio debe dar viajes constantes a Sancti Spíritus y otras cabeceras provinciales vecinas, porque las asignaciones de productos subsidiados que recibían del Estado “ya no llegan”; apenas envían cigarros, tabaco y ron.
El gran problema de los pequeños empresarios de Iguará es que la población del pueblo es pobre y muchos los perciben como “revendedores” y no como comerciantes. Los vecinos de la comunidad se acostumbraron por décadas a los productos de mala calidad y escasos, pero subsidiados y por tanto baratos. Entonces no toman en cuenta que los pequeños empresarios deben adquirir sus insumos en el mercado minorista y transportarlos a su cuenta y riesgo, lo que encarece sus costos de operaciones y hace subir el precio final.
Sin embargo, a pesar de las críticas de los mismos a los que les están mejorando la calidad de vida, los emprendedores de Iguará consideran que su impacto en la comunidad ha sido positivo. No sólo ha logrado rescatar de la muerte los comercios y centros de servicio del pueblo, sino que también han creado empleos en un lugar donde no hay trabajo disponible.
También debido a la forma en que llegaron los establecimientos a ser gestionados por ellos, las relaciones con los poderes locales son cordiales y las instalaciones no ha perdido su objeto social, siendo utilizadas frecuentemente para actividades de tipo cultural y social.
Sin dudas un ejemplo que debería extenderse a otros pueblos de la Isla que también se están muriendo.
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Escrito por | Redacción TodoCuba
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