Fidel Pedroso, un cubano peculiar que vive de arreglar sombrillas
viernes, 2 de noviembre de 2018
Hubo una época en que era común encontrar sombrilleros. Sin embargo, en la misma medida en que han ido bajando los precios y los cubanos han comenzado a vivir más de prisa, los paraguas y sombrillas, como otros tantos artículos, han engrosado la categoría de artículos desechables. Son pocos los que prefieren arreglar una sobrilla a comprar una nueva. Para esta minoría trabaja Fidel Pedroso, uno de los pocos que en la Isla, aún persiste en el añejo oficio de reparador de sombrillas.
Fidel trabaja seis días a la semana y en cada uno de ellos repite la misma rutina. Llega a su rincón en la ciudad de Matanzas, abre su enorme maletín y se sienta pacientemente a esperar que aparezca algún cliente.
A su lado coloca sus instrumentos de trabajo, dos viejas pinzas y las varillas metálicas y forros que ha ido acumulando a lo largo del tiempo.
Ninguno en la Atenas lo llama por su nombre, para Matanzas él es simplemente El Sombrerillero. No puede ser de otra forma, pues lleva la mayor parte de su vida dedicado al oficio que aprendió de su abuelo Román y, a sus 54 años de edad, no se ve haciendo otra cosa.
Desea pasar el resto de su vida arreglando sombrillas, un artículo al que puede diagnosticarle el mal con sólo mirarlo, porque para él no hay nada mejor que ser útil a los demás.
No le preocupa que arreglar sombrillas sea un oficio en extinción y que cada vez menos personas decidan arreglarlas. Cierto que no se gana mucho con el trabajo que realiza, pero al menos se lo gana honradamente.
Quedarse sin clientes no es algo que tema tampoco. El que sabe remendar siempre tendrá trabajo y a él vienen a verlo hasta de fuera de Matanzas… Después de todo resulta una ventaja que vayan quedando pocos en el oficio.
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Escrito por | Redacción TodoCuba
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