El Teti, misterioso marisco cubano que solo habita en Baracoa
lunes, 7 de octubre de 2019
Al hablar de Baracoa, no se puede dejar de mencionar al teti. Un pececillo que es un raro misterio de este pueblo. Y además constituye el plato más apreciado de la región. Cuando se habla del teti, se habla un poco de magia de una poética única que lo acompaña.
¿Único de Baracoa?
El teti es un pececillo conocido por nuestros ancestros. Los ejemplares más grandes miden hasta seis centímetros y medio de largo y nueve a diez milímetros de ancho. Para hablar del tetí hay que mencionar que se cree que este diminuto pez es único de esta región de Cuba. Eso lo hace parte del encanto salvaje de este paraje tropical y diverso. Al hablar de él se debe hacerlo desde la leyenda, tomando en cuenta el mito que para los baracoesos significa el teti desde tiempos remotos.
Desde lo profundo del mar, el cardumen de pececillos sube por las desembocaduras de los ríos, especialmente los caudalosos Toa, Duaba y Miel. Entonces, este singular pez-anguila, que parece salido del Macondo de García Marquez, viaja contra la corriente de aguas dulces.
Desde su ignoto origen va río arriba saltando sin parar sobre la superficie, agitando las aguas. Los animalitos luchan contra la corriente y van directo hacia las redes del hombre. Al capturarlo, los pescadores baracoenses no hacen otra cosa que perpetuar una tradición secular.
La arribazón del Teti
Este espectáculo natural tiene lugar durante el influjo de la luna menguante, especialmente en los meses de julio, agosto, septiembre y octubre. Con el brillo de la luna, el cardumen va compacto. Semeja una serpiente plateada gigantesca, que solo se interrumpe en los recodos del río.
«La arribazón» de teti, le dicen por estos lugares a la llegada de la curiosa camada. Los pobladores de esta villa, la primera de Cuba, esperan ansiosamente este acontecimiento, un momento trascendente entre la cotidianidad del poblado . El teti recuerda los tiempos del inicio de Cuba y también rememora momentos ingratos, cuando el gentilicio baracoeso fue condenado a muerte en tiempos de la independencia.
El transcurso de la «arribazón» y captura del tetí es todo un rito. Hombres, mujeres y niños acuden al llamado de las aguas. Cuando llega el cuarto menguante, ya los tetiseros y sus acompañantes se han instalado en el tibaracón, construyendo improvisados ranchitos que serán su albergue durante los días de zafra.
Por las noches suenan el son y la guaracha, acompañados con mucho aguardiente en «golpes». La corrida del teti atrapa también al tetisero. Por toda su vida, será un ser capturado por el hechizo de las noches de espera en el río.
Cuando llega el cardumen, dos o más personas comienzan las labores. Cada una toma los extremos de una fina malla que se estira bajo la superficie del agua, agitada con los tetís que saltan sin parar. Es muy fácil capturar el tetí. Basta una malla y lo atrapan. No hay que hacerse de una caña y un cordel, nada de eso. Cuando pasa la arribazón, se extiende la malla y listo.
El ritual lo complementan los hombres que llevan los mechones para alumbrar a los tetiseros. Son los «mechoneros». Su presencia es necesaria en el medio de la noche.
La luz de sus antorchas rompe la tiniebla para hacer posible que los tetiseros atrapen a su presa. Los hombres pasan de un lugar del río a otro, buscando su botín. Este rito se ejecuta hasta el amanecer, mientras el ambiente se impregna de un olor único a marisco.
El mito y la realidad del tetí
El teti es un misterio. Es un pez pequeñito, muy místico y muy listo. Rápidamente desaparece del paisaje y se escabulle no se sabe adónde. Salta sobre la superficie y solo se le ve cuando ya va a desaparecer de la vista. Se le atrapa mas fácilmente cuando baja el agua desde as montañas hasta los ríos. Pese a lo que se cree en Baracoa, donde dicen que el Tetí es único de allí, lo cierto es que las dos especies que se conocen con ese nombre: Sicydium plumieri y Sicydium punctatum, se encuentran también en los ríos que desembocan en el Mar Caribe en Venezuela, México, Jamaica, Colombia, Panamá, Trinidad y Tobago, República Dominicana, Martinica y Puerto Rico. En este último país lo llaman zetí,
El tetí es una especie de agua dulce, pone sus huevos en los ríos, pero estos son llevados por la corriente al mar. Allí eclosionan y los pececillos vuelven a remontar el río, donde se hacen adultos.
La arribazón se ve como un cúmulo de rayas brillantes en el agua. En ese momento, con una jofaina espaciosa hecha de yagua, lo atrapan. Los tetiseros se dedican a esto desde niños, atrapan al cardumen con su jofaina.
Cuando se nombra al teti, se invoca la fiesta, la celebración, se habla de una ceremonia. Tetí para los baracoanos significa alegría, fiesta y abundante comida.
El pregón del tetisero
Los lugareños dicen que el tetí es delicioso. Enchilado, rociado con aceite, en fritura, seco en arroz o preparado de otras muchas maneras. Nada se compara con el sabor del pequeño pez. Los hombres borrachos de aguardiente, luna y tetí regresan a sus casas cargados con el preciado manjar cuando despunta el alba. Así se mantiene la antigua costumbre. Ahora hay que prepararlo para comer, y se conjugarán los sabores de los múltiple ingredientes con que se puede cocinar el marisco. Leche de coco, cebollas, limón. tomates, harina, chiles, arroz, Así lo dice un antiguo refrán de la villa primogénita: «Sin Luna menguante no hay tetí. Sin tetí, no hay Baracoa«.
Cuando la corrida pasa por las calles de la ciudad, comienza a escucharse el grito del pregonero, con su inconfundible gracia popular, solo es posible escucharlo en Baracoa: “¡Traigo Tetí fresco, muy fresco mi tetí…!”
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Escrito por | Redacción TodoCuba
Fuente: Radio Baracoa
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