El cubano es como el ajiaco y tiene su sazón
martes, 19 de diciembre de 2017
Don Fernando Ortiz, el tercer descubridor de Cuba, comentaba que los cubanos eran como el ajiaco, ya que provenían de la interacción de las diversas culturas (asiática, africana, española y aborigen) y que esto, de alguna forma, había ejercido y continuaba ejerciendo una gran influencia en la conformación de la cultura de la isla.
Y es que el ajiaco es un plato cubano que se resume en eso: es la mezcla de carnes y viandas típicas del país, y que han sido introducidas en Cuba tanto por los ibéricos como por los emigrantes de las diversas naciones del mundo, como lo es también la cubanidad.
Según una serie de recetas antiguas, el ajiaco se compone de yuca, plátanos pintones y verdes, ajíes, cebollas, ajos, comino, tomates, sal, ñame, limón, malanga amarilla y blanca, calabaza, boniato, maíz tierno y, lo más esencial, tres clases de carnes: Tasajo, costillitas de cerdo y falda de res.
Aunque en la cocina actual este plato ha sido modificado de acuerdo a los ingredientes que esta tenga a la mano
Este plato ha sufrido algunas variaciones que se conocen como caldosa, que es la reina de las fiestas nacionales, y es similar al ajiaco, pero mucho más económica, dado que no lleva todos los ingredientes del plato original.
Una receta deliciosa que, como todas aquellas de la cocina criolla tradicional, revela, sin tapaduras, el sabor fuerte y la salsa picante de los cubanos, ya que a los nacionales les gustan las ofertas gastronómicas que incorporan mucha grasa, sazón y sal.
Otra de las grandes muestras de delicias culinarias de la isla, son la carne de cerdo asada, el arroz congrís, la yuca con mojo y los tostones, que no pueden faltar en ninguna celebración dentro del territorio Cubano o en cualquier reunión familiar, ya que estos alimentos forman parte de la identidad de los cubanos, y cuando se habla de la comida cubana en cualquier parte del mundo, la primera imagen que se viene a la mente es un cuenco con todas estas preparaciones adentro.
Así mismo, los frijoles negros, resaltan entre las delicias de la cocina de Cuba que han ganado un mayor reconocimiento a nivel internacional. De hecho, aseguran que los aborígenes los preparaban antes de que llegara Colón y era costumbre dejarlos en remojo desde el día anterior para que queden más blandos y se puedan aplastar al fondo de la cazuela, ya que mientras más dormidos mejor.
“Por el barrio de Luyanó/ se destacan muchos pregones/ el que vende los chicharrones/ ese si que se acabó. Y dice así: Chicharritas, Chicharrones, Mariquitas… Papitas fritas. Se le vende a las jovencitas/ se le vende a los varones / para ellas la chicharritas /para ellos los chicharrones/ mariquitas….hum… mariquitas…”.
Así se escuchaba en la canción de Los Guaracheros de Oriente, que destacaban la preferencia de los cubanos por las preparaciones fritas, pues no es costumbre que en la mesa cubana falte alguna de las ofertas de “El Pregón Chicharronero”.
Por otra parte, los dulces caseros de nuestra cocina tradicional se caracterizan por su alto nivel de azúcar, destacando las mermeladas de mango y guayaba, los cascos de guayaba y el arroz con leche, por solo mencionar algunas, son la alegría de todas las casas cuando llega la abuela.
Desde los platos más salados hasta los más dulces, el arte culinario de Cuba se compone de todo tipo de sabores incomparables, salados, fuertes, picantes y agridulces, por ello, los cubanos son como su cocina: un ajiaco con una mezcla de sazones que los hace únicos ante el mundo.
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Escrito por | Redacción TodoCuba
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