Déborah Andollo, la cubana que ha desafiado la muerte en el mar

martes, 17 de septiembre de 2019

Si alguien dijera que ha conocido a una sirena, ese ser mitológico mitad mujer y mitad pez, de inigualable belleza y capaz de seducir a cualquier marino y nacido de la imaginación, muchos correrían a burlarse o intentar desmentir su historia. No obstante, la realidad siempre termina superando a la ficción, ya que en nuestro país sí tenemos una: Déborah Andollo.

De sangre cubana, Déborah Andollo López, de 51 años de edad, es una de las figuras más reconocidas de los deportistas en la isla. Andollo es merecedora de varios premios y condecoraciones por sus cualidades. Gran parte de su carrera como atleta la ha dedicado a practicar la inmersión en apnea, una modalidad poco reconocida internacionalmente.

Déborah es dueña de 16 récords mundiales en las cuatro diferentes modalidades de la apnea. Además, obtuvo el Oscar Marino en 1996 y fue seleccionada como la Mejor Buzo del Mundo en 1997.

Inmersión profunda: una actividad riesgosa

En un primer lugar practicó el nado sincronizado. Posteriormente, un año después de desempeñar la función de capitana del equipo nacional cubano, obtuvieron la medalla de bronce en los XI Juegos Panamericanos de La Habana, en 1991. Sin embargo, luego de esto, decidió dejar el nado sincronizado e incursionar como modelo de fotografías subacuáticas.

Más tarde, se lanzó de lleno en la inmersión profunda. Esta última es una actividad muy riesgosa y que pocas personas en todo el mundo, con una práctica muy rigurosa, son capaces de lograr con éxito.

Su excepcional capacidad pulmonar, de 6 litros, le propició llegar a convertirse en la mujer que más profundo se sumergió con solo un respiro, y todo en poco más de una década. Implantó el récord absoluto, para mujeres y hombres, conteniendo la respiración por más de 4 minutos consecutivos.

Déborah Andollo rompió el récord mundial en la modalidad de cuerpo libre

Se inició en esta práctica deportiva en el año 1992, al bajar hasta los 50 metros, en la modalidad de cuerpo libre. En esta actividad, el descenso y el ascenso son efectuados solamente con la fuerza muscular del apneísta y con buena dosis de valor.

En el 2001, Déborah consiguió asombrar al universo del submarinismo bajando hasta donde nadie lo había hecho, sin máscaras ni patas de rana, en la modalidad conocida como cuerpo libre. Descendió 74 metros y ni siquiera los deportistas más famosos habían logrado este récord.

En una entrevista dada expresó: «Para mí es importante la entrega con el mar. No descanso en mi lucha por protegerlo y sensibilizar voluntades para preservarlo de la voracidad del hombre. En ese sentido considero que en Cuba todavía hay mucho que hacer con respecto a los parques marinos y áreas protegidas, aun cuando existe una gran voluntad política».

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