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Danny, el joven cubano que vive de vender col rallada en las calles

A Danny nunca le gustaron los estudios. Por esa razón apenas terminó el 9no grado dejó la escuela y comenzó a buscarse la vida. Su primer trabajo duradero fue manejando un bicitaxi; pero como no tenía la edad legal suficiente lo tenía que hacer huyéndoles a la policía y a los inspectores. Estos se le “encarnaban” y siempre le estaban cayendo encima. Además de infinidad de multa que le pegaron, tuvo que dormir unas cuantas veces en el calabozo de una estación. Sin embargo, cuando llegó a la mayoría de edad nunca le permitieron sacar la licencia.



Como él era un luchador, pero deseaba una vida un poco más sosegada consiguió la licencia de carretillero, para vender productos agrícolas de forma ambulante por las calles de la ciudad de La Habana.

Él se niega a delinquir. Quiere ganarse la vida honradamente; pero en ocasiones le ha parecido imposible. Sobre todo luego de que lo pelotearan por meses para entregarle su licencia de carretillero.

Para intentar una vida un poco más tranquila consiguió una licencia de “carretillero”

Cuando finalmente la tuvo en sus manos – con algunos sobornos por el camino – decidió que tenía que hacer algo “distinto”, que lo separara del resto de los carretilleros que siempre vende lo mismo al mismo precio. Fue entonces que comenzó a rallar col.

Danny se especializó por completo en rallar col. En primer lugar porque no se echaba a perder a la velocidad de otros productos como el tomate, que le dio grandes pérdidas.

Trata siempre de vender a precios asequibles para sus clientes, a pesar de que el mismo tiene que pagar bien caras las coles. No busca obtener grandes ganancias, sólo lo necesario para poder salir los fines de semana. Además, las personas agradecen que le venda la col rallada, lo que le da más salida al producto.

Danny se especializó por completo en rallar col

La vida de Danny es muy dura. Trabaja de lunes a domingo, doce horas, empujando su carretilla por las desbaratadas calles de La Habana, teniendo que lidiar con policías e inspectores. Por eso, su aspiración es la de tantos jóvenes “irse un día de esta isla”.

Escrito por | Redacción TodoCuba

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