Cubanos despiden a la diva Rosita Fornés con flores y gran cariño
miércoles, 17 de junio de 2020
La Habana, 16 de junio de 2020.- Este martes decenas de cubanos se despidieron de la diva más famosa y querida de la isla, Rosita Fornés. La artista murió en Miami, Estados Unidos, el 10 de junio y será enterrada, según era su deseo, en el panteón familiar del cementerio Colón de La Habana. La famosa vedette tenía 97 años al momento de morir.
El teatro José Martí de la capital cubana, en el que tantas veces fue aplaudida, fue el lugar elegido para que el público de la isla rindiera tributo a una de sus divas más admiradas. Ante su féretro abierto desfilaron numerosas personas que a su paso iban dejando rosas rojas.
Muchos cubanos llegaron a pie desde zonas alejadas de La Habana para despedir a Rosita Fornés, ya que el transporte público permanece suspendido en todo el país como medida para frenar la transmisión de la COVID-19.
Varios policías controlaban la fila de entrada para asegurarse de que los dolientes guardaran la distancia de seguridad y llevaran puestos sus «nasobucos», que es como se le llama en Cuba a la mascarilla sanitaria cuyo uso es obligatorio en espacios públicos.
Con lirios y rosas los cubanos despiden a Rosita Fornés
Ofrendas florales de lirios y rosas y dos grandes fotografías de «la Fornés» en sus mejores años flanquearon los restos mortales de la artista, llegados ayer lunes a Cuba, mientras en una pantalla sobre el escenario se proyectaban imágenes suyas.
Entre las autoridades que pasaron por el teatro a darle su último adiós a la vedette destacó el historiador de La Habana, Eusebio Leal, quien consideró que con ella «se va una época».
Para Leal, Rosita Fornés «ha marcado profundamente el siglo del arte cubano», pues «llenó todos los espacios posibles» al abordar tantos géneros durante su larga carrera.
El historiador también recordó la huella de la artista en México, Argentina y Estados Unidos, así como su «bondad en medio de una personalidad tan fuerte», que le hizo ser «tan querida por todos los sectores de la sociedad»
«Ella pertenece a todos los tiempos y va a quedar en la memoria del pueblo cubano», aseveró Leal.
Póster de Rosita Fornés, en la entrada del Gran Teatro de La Habana Alicia Alonso, en La Habana. Fuente: EFE / Yander Zamora.
Entierro en la intimidad
Una vez concluida la capilla ardiente, los restos de Rosita Fornés serán trasladados al camposanto habanero en un cortejo fúnebre que discurrirá por varias céntricas calles de la capital, aunque la ceremonia de entierro será privada a petición de su familia.
Entre los reconocimientos que Rosita Fornés cosechó en su carrera figuran los premios nacionales de Música (2005), Teatro (2001) y Televisión (2003).
Rosalía Palet Bonavia, que adoptó el nombre artístico de Rosita Fornés, nació en Nueva York el 11 de febrero de 1923. Era hija de españoles emigrados a Cuba.
La artista falleció en su casa de Miami, donde residía con unos familiares, después de haber estado hospitalizada por un problema respiratorio.
Una larga y exitosa carrera
Con solo 15 años, en 1938, Fornés se presentó al programa concurso «La Corte Suprema del Arte». Allí obtuvo el primer lugar, y unos meses después actuó en el Teatro La Comedia. La zarzuela «El asombro de Damasco», bajo la dirección de Antonio Palacio, marcó su debut.
Ese fue el trampolín para que tuviera su primera oportunidad cinematográfica en el largometraje «Una Aventura Peligrosa» (1939), dirigido por Ramón Peón.
Tras rodar varias películas en la isla, la carrera de la polifacética artista se trasladó por algún tiempo a México. Allí trabajó en una decena de películas a las órdenes de reconocidos cineastas. Reconocidos actores, como Jorge Negrete, Pedro Infante, Tin Tan y Marga López fueron sus compañeros.
Su éxito en México fue tal que llegó a ser declarada durante siete años consecutivos como la «Primera Vedette de América».
Rosita Fornés será recordada particularmente como la intérprete de conocidas operetas y de canción ligera. Además una de las artistas fundadoras de la televisión en Cuba.
Se convirtió en una leyenda de la escena y en prototipo del buen vestir. La vieron actuar los escenarios de Estados Unidos, Venezuela, Honduras, Puerto Rico, España, la desaparecida Unión Soviética, Bulgaria, Rumanía, Alemania, Polonia y Hungría.
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