Cuba pide a EE.UU. investigar los nexos del ataque a su embajada con grupos de Florida
miércoles, 13 de mayo de 2020
La Habana, 12 de mayo de 2020.- El Gobierno de Cuba solicitó que se investiguen los vínculos del presunto autor del ataque a su embajada con los movimientos anticastristas en el estado de Florida. Al mismo tiempo, acusó el martes de «negligencia criminal» al Gobierno de los EE.UU. por no haber evitado el atentado contra su sede diplomática en Washington.
Bruno Rodríguez, ministro cubano de Relaciones Exteriores, denunció en declaraciones a la prensa que habiendo transcurrido doce días luego del ataque, el Departamento de Estado «guarda un silencio cómplice» y aún no ha presentado una condena pública del incidente. El Canciller le recordó a Washington que está en el deber de «investigar exhaustivamente» los hechos.
El pasado 30 de abril un hombre de origen cubano identificado como Alexander Alazo y residente en Texas fue detenido después de presuntamente abrir fuego con un rifle de asalto contra la sede de la Embajada de Cuba en la capital estadounidense, en la que se encontraban diez funcionarios que resultaron ilesos. El ataque sí provocó daños en las instalaciones diplomáticas.
De acuerdo a los informes policiales recogidos por medios estadounidenses, Alazo tenía antecedentes médicos de enfermedad mental, no tomaba la medicación que le había sido prescrita y declaró escuchar «voces» que le decían que debía proteger a su familia de la persecución de grupos criminales al servicio del Gobierno cubano.
El presidente de Cuba, Miguel Díaz-Canel, afirmó un día después que el tiroteo fue un «acto de odio» y consideró que esa acción es «coherente» con la «hostilidad» de la Administración estadounidense contra su país.
Relación Causa-Efecto
El canciller de la isla insistió este martes en esta tesis: «habría que ver qué circunstancias tendrían que darse para que hoy no se considere terrorista un ataque con un fusil de asalto con el ánimo confesado por el atacante de matar», sostuvo.
Rodríguez consideró que existe una relación causa-efecto entre el ataque a la embajada y «la política agresiva del Gobierno de Estados Unidos contra Cuba, su constante discurso de odio, su permanente incitación a la violencia no solo mediante el bloqueo, que es un acto de fuerza, sino en la conducta de numerosos políticos estadounidenses y de grupos de origen cubano que abogan por la violencia contra Cuba de manera permanente e impune».
También pidió que se investiguen «en profundidad» las conexiones del presunto autor del ataque con una iglesia de Miami que citó como «Doral Jesus Worship Center» y a la que acudió semanas atrás el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, para pronunciar «un discurso de enorme hostilidad llamando a actuar contra Cuba».
Según el canciller, a ese templo además «concurre frecuentemente el senador (republicano) Marco Rubio», de origen cubanoamericano y conocido por su línea dura contra el Gobierno cubano.
El ministro apuntó también a la posible relación de Alazo con personas que promueven en las redes sociales los ataques contra objetivos cubanos.
El autor del ataque a la embajada tuvo una vida normal en Cuba
Del presunto atacante, relató el jefe de la diplomacia cubana, se conoce que «tuvo una vida totalmente normal en Cuba, una infancia y una juventud normal, estudio normalmente, cumplió el servicio militar como un muchacho más, mostró gran religiosidad y fue pastor de una iglesia» en la isla.
En 2003 se casó con una ciudadana mexicana y se marchó al país de su esposa. Allí también ofició como pastor, ocupación que también desempeñó años después en EE.UU., de acuerdo con el canciller.
«Habría que preguntarse cuáles son los motivos de fondo, los elementos de fondo que están detrás de la conducta de una persona que tiene estos antecedentes, que había visitado Cuba hasta 8 veces con total normalidad, la última vez tan cerca como en el 2015», cuestionó el ministro cubano.
A su juicio, Washington incurrió en una «omisión flagrante de los deberes a los que está obligado por la Convención de Viena». Se actuó con «negligencia insólita», dados los antecedentes que Cuba asegura que ocurrieron en meses previos al ataque.
De acuerdo a Rodríguez, Alazo «en marzo acudió a un hospital donde refirió sus supuestas alucinaciones sobre persecución por parte de grupos criminales cubanos (…), visitó varias oficinas de agencias federales de aplicación de la ley en EEUU, tenía licencia de armas y conducción, poseía una pistola poderosa, poco antes del asalto obtuvo un fusil de asalto y dos semanas antes realizó una exploración al lugar que iba a atacar».
La embajada de Cuba permanecerá abierta tras el ataque
«El Gobierno de EEUU tenía todos los indicios y elementos para haber prevenido e impedido este ataque». «Falló en el ejercicio de una obligación legal bajo el derecho internacional», criticó el titular de Exteriores de Cuba sobre el atentado contra la embajada.
Recordó asimismo que existen antecedentes de actos terroristas contra embajadas y diplomáticos de su país.
Rodríguez condenó que el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, tampoco haya dicho «una palabra» sobre el suceso. Sin embargo, al día siguiente del mismo sí habló de Cuba para criticar públicamente el envío de médicos otros países para apoyar en la crisis sanitaria del COVID-19.
No obstante, aseguró que Cuba no tiene intención de retirar su misión diplomática del país vecino. «Las misiones cubanas en EEUU han sufrido violencia y aislamiento por muchas décadas y allí han estado», acotó.
«Apelaremos a todas las instancias del derecho internacional y ofreceremos nuestra cooperación para una investigación estadounidense que ha de ser exhaustiva y cuyos resultados debieran ser compartidos con nuestras autoridades», agregó el canciller.
Pero precisó que «el Gobierno de EEUU debiera entender que alentar con el silencio o la impunidad actos terroristas gravísimos de esta naturaleza termina por crear amenazas para todas las embajadas de todos los países en todas las partes del mundo».
Etapa tensa
Las relaciones entre los dos países pasan en la actualidad por una de las etapas más tensas y complicadas desde la distensión con el «deshielo» diplomático impulsado por los expresidentes Raúl Castro y Barack Obama entre 2014 y 2016, que incluyó la reapertura de sus respectivas embajadas.
La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca truncó de nuevo el acercamiento con un regreso a la retórica hostil. También se impusieron nuevas sanciones que han endurecido el embargo que EE.UU. mantiene desde hace sesenta años sobre la isla.
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