Conoce los orígenes del Judo en Cuba
sábado, 25 de julio de 2020
Desde los inicios del siglo XX, se conoció en Cuba el jiu jitsu, que significa “ciencia de la suavidad”. Se denomina así a las técnicas de combate creadas en Japón por los Bushi (caballeros). En 1882, Jigoro Kano, con los conocimientos adquiridos de dos escuelas principales de jiu jitsu a los que agregó sus propios aportes, fundó un nuevo sistema de cultura física y de entrenamiento mental que llamó Kodokan Judo. El Judo, con una incomparable carga de moral y ética, se arraigó definitivamente en Japón en 1886.
El Judo, de Japón a Cuba
Es también a principios del siglo XX cuando visita La Habana, en más de una ocasión, el experto en judo japonés, el maestro Mitsuyo Maeda , cuarto Dan del Ju Do Kodokan, uno de los primeros alumnos del maestro Jigoro Kano.
El célebre luchador japonés Mitsuyo Maeda, conocido profesionalmente por el Conde Koma, llegó a La Habana por cuarta vez en enero de 1912, acompañado de otros tres judokas japoneses nombrados Ono Akitaro, Satake Nobushiro e Ito Tokugoro.
En la década de los años 1930, inmigrantes japoneses en la isla enseñaron distintas formas de jujutsu y de Judo de un modo extremadamente secreto, sólo a parientes o amigos cercanos de la comunidad japonesa. Pero el Judo pronto tendría su momento de auge.
Kano y Kolychkine
Jigoro Kano, el creador del judo, quería difundir esta arte marcial por el mundo y Kolychkine pudo cristalizar ese sueño en Cuba.
Kawaishi Mikonosuke, fue el alumno que Kano mandó al exterior para divulgar el judo y él mismo llega a Francia, prepara a Kolychkine, y luego lo envía a Cuba. Kolychkine era una persona muy recta con una disciplina extraordinaria y nosotros los cubanos no somos así, pero gracias a su perseverancia y maestría logró introducir el judo en la isla.
Paralelamente, varios maestros impartieron clases de karate en Cuba, destacando entre ellos el cuarto dan de Wado Ryu que apodaban el Indonesio, quien abandonó el país alrededor de 1962. En junio de 1964, llegaron a Cuba varios ciudadanos japoneses para transmitir la técnica de la pesca del atún en nuestro país, contándose entre ellos Masaaki Kohagura, especialista en telecomunicaciones, quien ha sido reconocido como el introductor en la Isla de la práctica del karate-do estilo Shorin ryu, surgido en Okinawa.
Pero sin duda Andrés Kolychkine, nacido en Rusia y con una larga vida deportiva en boxeo, lucha y judo, ha sido la figura que impulsó las artes marciales en Cuba. Creó la Fundación Cubana de Judo (1951) y un año más tarde celebra en el Palacio de los deportes el primer Campeonato Nacional.
Conociendo más sobre el Judo
Hay que explicar que las categorías dentro del Judo se expresan a través del color de la cinta, y cada una tiene un significado. Por ejemplo: Blanco (ingenuidad), quinto Kyu Amarillo (descubrimiento), cuarto Kyu Naranja (amor), tercer Kyu (esperanza), segundo Kyu Azul (idealismo) y primer Kyu Marrón (iniciación al conocimiento).
Ya el judoca con cinta marrón es un experto destacado. El pase de un kyu a otro no se obtiene solamente por competencias, sino por una valoración integral de la técnica y la competencia por parte del sensei bajo su única responsabilidad. Esto se hace sin mediación de ninguna entidad u organismo superior como en el caso de la otorgación de los grados Dan. De ahí en adelante, vienen lo que se llama Dan, que significa escalón y que van según el dan alcanzado. Estos van desde el primero hasta el décimo, se consideran como sensei, profesor o maestro, experto en Judo que van ascendiendo de negro, rojo y blanco y rojo. El grado 12 se reserva para Jigoro Kano.
Después de la revolución se establece la cooperación pesquera entre los dos países y llegan nuevos inmigrantes nipones, aunque en una cantidad pequeña. A principios del siglo XXI, sólo quedaban en suelo cubano quince nipones de primera generación. No obstante, hasta el quinto grado de consanguinidad llegan ascienden a más de mil doscientos los miembros de la Comunidad Japonesa Cubana. Estos tienen presencia en todas las divisiones territoriales cubanos, excepto en Guantánamo.
¿Nos hubiera venido bien una mayor presencia japonesa?
En Cuba, desgraciadamente, pudo haber sido mayor este auge. Sin embargo, las propias políticas gubernamentales cubanas de cierta forma ahuyentaron a los que se encuentran entre los más lúcidos y esforzados trabajadores del mundo.
Ojalá y esta presencia hubiera sido más numerosa. Sin duda, su influencia es, en muchísimos aspectos de la vida, la razón principal de que Japón se encuentre entre los países más desarrollados del mundo. Ahora, si nos preguntamos qué queda de Japón en Cuba, hay que decir que su presencia es ahora muchísimo mayor que en toda nuestra historia. Pero así y todo, nos hubiera venido, pero muy bien, tener bastante más esencia japonesa en el melting pot cubano.
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Escrito por | Redacción TodoCuba
Fuente: Archivo TodoCuba
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