Chocolate de Baracoa, un divino regalo de la naturaleza

miércoles, 2 de octubre de 2019

Baracoa es famosa por su historia y sus tradiciones. Sobreviviente al tiempo y a la furia de fenómenos meteorológicos, es una ciudad llena de misterios y sorpresas que hacen que todos los días lleguen a ella cientos de visitantes. Sus pronunciadas bajadas y calles empinadas, un estadio abandonado al este, camiones prestos a hacer malabares en La Farola, un museo en las profundidades de una cueva, y el chocolate de Baracoa, son todas cosas que se pueden disfrutar en este apacible lugar.

Una ciudad cálida

Es una cálida ciudad, donde casi todos se conocen y siempre andan con una sonrisa por delante. En Baracoa puedes encontrar al que vende cucuruchos de coco y las sonrisas se responden con un beso.

En todas las cuadras se pueden encontrar pizzerías baratas y, mientras sube el sol en el cielo, se comienza a sentir el olor del “Bacán” o “El Tetí”, que son comidas tradicionales de los baracoenses. Estas últimas se hacen principalmente con pescados y mariscos.

Es impresionante como, mientras viajas por las curvilíneas carreteras, el verde panorama que se puede observar está lleno de árboles que son tan bajitos que puedes arrancar sus frutos con la mano.

También hay una particular carretera, que casi se pierde en el mapa. Transitar por ella es todo un placer, debido a que al inicio encontramos la vía bordeada de vegetación, luego surgen muchos cocoteros y, a solo unos cuantos metros, el dulce olor al coco ya procesado llega hasta el alma.

Un fruto curioso y que particularmente se relaciona con Baracoa es el cacao. Es imposible sentir el olor a chocolate cuando te paras debajo del árbol. No obstante, un kilómetro más adelante, se inundan los pulmones de ese olor que es preferido por miles de personas en el mundo entero.

El Chocolate de Baracoa

Los aztecas adoraban al dios Quetzalcoatl, quien les regaló el árbol del cacao del que se obtiene el chocolate, «alimento de los dioses». En México levantaron templos imponentes al dios emplumado. Acá en Baracoa, desde hace medio siglo el cacao también es tratado en una especie de santuario, la Fábrica de Chocolate de Baracoa, el Complejo «Rubén David Suárez Abella» o la Empresa de Derivados del Cacao. Allí, el fruto toma diversas formas, todas comerciales y no siempre tan exquisitas al paladar.

Tecnología moderna para un alimento milenario

Los frutos se procesan con maquinaria alemana que entró en funcionamiento en los años sesenta. Luego, en el templo donde se tuestan los granos del cacao, se separan las cáscaras, los molinos proporcionan el licor y, luego de otros procesos, se obtienen los productos. Estos pueden ser manteca, bombones, coberturas y el delicioso chocolate.

El grueso de las maquinarias que tiene la empresa son las originales del año 1963. Sin embargo, en las dos últimas décadas, se han instalado algunos equipos italianos como parte de un plan de modernización. Este año las nuevas tecnologías permitirán procesar 3.500 toneladas de cacao al año, trabajando en dos turnos. Se superará así la producción que se obtenía para el año 2.016, cuando el paso del huracán Matthew afectó severamente las plantaciones de cacao, que ya afortunadamente están recuperadas en buena medida.

El chocolate de Baracoa cumple con los estándares internacionales más estrictos. Debido a su calidad, tiene una demanda importante en los países europeos, adonde llegan anualmente centenares de toneladas del alimento de los dioses.

Aunque en Cuba no adoramos a Quetzalcoatl, indiscutiblemente, nadie puede visitar la ciudad de Baracoa sin llevarse un pedacito de chocolate.

Visita nuestra sección de cultura culinaria para conocer más sobre las delicias gastronómicas cubanas.