Grandes humoristas cubanos de siempre (1ra parte)
lunes, 12 de junio de 2017
El humor es parte intrínseca del cubano. Reflejado en el día a día de cada cual y el actuar a través de los cuentos, la burla, o términos más conocidos en la jerga cotidiana como choteo y “cuero”, ha estado presente en todas las épocas y por supuesto, ha hecho trascender a grandes humoristas.
Cuando se habla de humoristas cubanos hay nombres imprescindibles. Es el caso de Leopoldo A. Fernández Salgado y Aníbal de Mar. Estos hombres alcanzaron gran fama nacional con la transmisión radial de un programa conocido como “La Tremenda Corte”, que se transmitió ininterrumpidamente desde 1942 hasta 1961 y donde Leopoldo encarnaba el personaje protagónico de José Candelario “Tres Patines”, conjuntamente con Aníbal de Mar, “El Tremendo Juez”; también aparecían otros personajes cómicos menos reconocidos que contribuían a darle más colorido a las situaciones de cada guion.
En 1951, se estrenó la película cómico musical llamada “Hotel de muchachas”, filmada en blanco y negro, y dirigida por Manuel de la Pedrosa. En ella destacan, con sendos papeles protagónicos, Leopoldo Fernández y Aníbal de Mar, debutando en la pantalla grande como “Pototo” y “Filomeno”; cabe mencionar que Julito Díaz (el “Secretario” de “La Tremenda Corte”) tuvo un papel secundario. La cinta pronto se convirtió en un clásico dentro de su género para esa época, a pesar de tener una concepción bastante liviana, y motivó a que sus actores continuaran con los personajes.
En 1955, el programa radial recibió un segundo aire de forma indirecta al estrenarse el espacio humorístico de televisión “El show de Pototo y Filomeno”, a través de CMQ TV, en el cual Leopoldo Fernández (“Pototo”) hacía un papel muy similar al de “Tres Patines”; su compañero era nuevamente Aníbal de Mar (“Filomeno”).
El espacio consistía en segmentos humorísticos y canciones de música tropical con orquesta, formato precursor en su estilo en la isla. Propició dos discos de la pareja y una segunda película (“¡Olé Cuba!”) en 1957, espectáculo presentado en los centros nocturnos Sierra y Montmartre de La Habana, y el éxito.
En el año 1962, tanto Leopoldo Fernández como Aníbal de Mar se radicaron en Miami y siguieron cosechando grandes éxitos en su quehacer humorístico, haciendo reír a cubanos, latinos y al mundo en general.
Autor: Maikel Mederos Fiallo.