Cuando Edith Piaf vino a La Habana
jueves, 1 de junio de 2017
Encandiló a La Habana- como diría un periodista de la época- “con la gracia canalla de sus canciones” , lo cierto es que esta famosísima artista tampoco perdió la oportunidad de presentarse en la Cuba de los 50, cuando la capital de la Isla era conocida como “el Paris de América”.
Y aterrizó la francesa en el aeropuerto citadino, con su brillo de gorrión triste que se desvanecía al entonar las primeras octavas de sus melodías. Así fue recibida con todo “bombo y platillo” por el propio Ramón Sabat , presidente de la magnificente compañía disquera Panart distribuidora de sus discos en Cuba, quien estaba acompañado también por Mario García , manager social del cabaret Montmartre.
La Piaf , supersticiosa bajo el flash de los fotógrafos, consultó las cartas para ver si tendría suerte con los cubanos y practicó su español para preparar las palabras que luego dijo entre canción y canción , pues consideraba a los habaneros como un público muy exigente.
Cuando llegó el momento, caminó por la pista iluminada del cabaret Monmartre , enfundada en su sencillo traje negro sin adornos y calzada con sus zapatos sin tacones. El único adorno estaba en su voz, que mucho tiempo atrás ya había embrujado a los parisienses.
En el minuto en que salió a escena, el público cubano se impactó. Acostumbrado a la gloriosa criollez de la hembra cubana y a la ostentosidad de la vida nocturna de la Isla, no se podía explicar que tenía que ofrecer aquella “feucha” mujercita de cabeza grande y cara sin gota alguna de afeites… ¿dónde estaban las joyas de aquella cantante que recibía uno de los sueldos más altos del mundo?
Al comenzar la orquesta, La Piah , en su español pobre , intentó explicar el sentido de la letra de su primera canción percibiendo que el cubanísimo público parecía decepcionado con lo que veía. Pero cuando empezó a cantar, todo cambió. Así, caló en La Habana como lo hizo en todo el mundo. De forma efímera, quizás, porque fue recordada por todos , pero solo seguida musicalmente por algunos. Y es que la música cubana rica, absorbente y de caudal inagotable barrió todo lo foráneo. Pero cuando Edith Piah cantó en La Habana, nos marcó con el diamante de su voz, y eso no hay quien nos lo quite.
Por: Alejandra Angulo Alonso
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Escrito por | Redacción TodoCuba
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