Los encantos de la famosa casa de las tejas verdes
sábado, 5 de octubre de 2019
Justo en la entrada de la quinta avenida de Miramar perteneciente al municipio Playa, al oeste de la ciudad de La Habana, se encuentra ubicada la famosa “casa de las tejas verdes”. Desde 1926, la construcción de esta casa le dio un toque distintivo al lugar. En definitiva, esta es una de las mansiones más atractivas y vistosas de la ciudad. Destaca principalmente por su belleza y magistral arquitectura.
Un señor conocido como Alberto -Cocó- de Armas mandó a construir una casa que fuera diferente. Así, el arquitecto Jorge Luis Echarte Mazorra fue el encargado de llevar a cabo esta encomienda y lo logró en un período de 10 meses. De Armas hizo de este su hogar por un período de 17 años, hasta 1943.
Vale acotar que mucha gente recuerda a Alberto de Armas por haber ejercido el cargo de mayordomo en el Palacio Presidencial durante el gobierno de Mario García Menocal.
Cuando se realizó la construcción de la casa en el siglo XX, se trataba de un estilo del Renacimiento alemán. Antes de que fueran adquiridas por Alberto de Armas, estas tierras pertenecían a la finca La Miranda, propiedad de José Manuel Morales. Luego de él, pasaron por los manos de diversos dueños, hipotecas y subastas.
Posteriormente, en 1943, los propietarios decidieron vender la casa. Así, la compañía inversionista denominada Jarpe S.A la compró y luego se la vendió nuevamente, pocos meses después, a la Srta. Luisa Catalina Rodríguez y Faxas.
Historias sobre la mansión
Durante muchos años, los cubanos atribuyeron diversas historias de amor y asesinatos a este lugar. Al observarla desde afuera, transmite un cierto aire de misterio que la ha llevado a estar en la boca de muchos y a ser objeto de especulaciones y supersticiones.
Luisa Catalina Rodríguez y Faxas vivió allí hasta su último aliento y había estado allí desde sus 20 años de edad. No obstante siempre rondaba la soleda por aquellos entornos. Muchísimas personas tenían miedo de los fantasmas y espíritus que supuestamente se encontraban en este lugar. De esta manera, el imaginario popular construyó historias de brujas, magia y encantamientos.
En 1999, año en el que murió Luisa Catalina, empezó realmente el reinado del vacío y del deterioro en este hogar. En ese momento, la casa pasó a manos de su sobrina política Marisabel. Sin embargo, esta última falleció también a los pocos meses, sin contar con herederos. Debido a esto, para el año 2000, el lugar pasó a manos del Estado cubano.
La casa de las tejas verdes en la actualidad
Luego, en el 2005, se llevó a cabo un proceso de reparación de la Casa de las Tejas Verdes. Este último estuvo a cargo de la Oficina del Historiador de la ciudad. Así, en el 2010, el inmueble recibiría el Premio Nacional de Restauración.
Diría el historiador Eusebio Leal: “…La casa está preparada para que pueda vivir y explicar la arquitectura de la ciudad, del Vedado y de Miramar”.
“Por sus características arquitectónicas, ubicación, año de construcción y por ser un paradigma para la ciudad y la población, promovemos visitas dirigidas. Hoy todos sus espacios son los mismos que previó el arquitecto en el año 1926”. Así lo comentó la especialista Concepción Gutiérrez Estébanez.
Inicialmente, el inmueble fue concebido con tres plantas, ventanas abuhardilladas, torrecilla en forma de cono y techos de inclinada pendiente recubiertos por tejas americanas de color verde, que es el elemento que la caracteriza.
Durante la restauración, se mantuvo la distribución y el uso de los espacios de la primera planta y la principal. Estas están adornada con obras de arte de distintas disciplinas que combinan el mobiliario contemporáneo con elementos del pasado.
Por su parte, el ático pasó a ser la salsa de conferencias y navegación y sótano quedó para uso de servicio, parqueo y un pequeño almacén de insumos.
Es importante destacar los cambios no se realizaron solo en el inmueble sino que también los jardines se revitalizaron. El paisajismo de la casa exhibe esculturas e instalaciones. De hecho, en él puede verse una pareja danzante construida con diferentes tipos de mármol. Cuando la lluvia cae sobre la escultura, la figura femenina adquiere un color rosa y la figura masculina, un color verdoso.
En el exterior de la casa predomina el césped y sobre él otras obras de arte: bancos eróticos, un mural de palmas, y dos espejos de agua que lo impregnan de cierto aire francés.
Algunos afirman que la casa de las tejas verdes se convirtió en un centro promotor para la arquitectura moderna y contemporánea del urbanismo y el diseño interior.
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Escrito por | Redacción TodoCuba
Fuente: EcuRed / Radio Rebelde / JR
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