Cuatro Joyas del ballet cubano: Josefina Méndez

miércoles, 27 de marzo de 2019

Josefina Méndez, una de las cuatro bailarinas cubanas incluidas, según el crítico británico Arnold Haskell, en el grupo de las Cuatro Joyas del Ballet Cubano al igual que Aurora Bosch, Loipa Araújo y Mirta Plá.

Una de las figuras más representativas del Ballet en el país, aclamada por el público por su gran destreza interpretativa y su manera única de desplazarse sobre las tablas.

¿Quien fue Josefina Méndez?

Josefina Méndez nació en el año 1941, desde pequeña se interesó por la danza y lograba captar la atención y el reconocimiento de los conocedores de la profesión que la veían danzar pues mostraba un gran potencial y notable destreza para ejecutar movimientos con elevado estilo y seguridad.

Su logro radicaba en el hecho de poder interpretar de forma muy elegante, piezas muy difíciles.

Muchos aseguran que poseía un gran parecido físico con Alicia Alonso y que al interpretar de manera casi perfecta obras como Giselle, en ocasiones era confundida con ella durante la ejecución.

Inició sus estudios en la Escuela de la Sociedad Pro-Arte Musical de La Habana y posteriormente incursionó en la Academia de Ballet Alicia Alonso, donde estuvo bajo las enseñanzas de grandes maestros como la Prima Ballerina Assoluta cubana, Fernando Alonso, José Parés y otros acentuados profesores.

Su primera interpretación ante el público fue en marzo de 1955, a través del Lago de los Cisnes donde encarnó un personaje masculino debido a la poca representación varonil que existía.

Posteriormente realizó varias giras internacionales y en 1962 alcanzó la condición de primera bailarina, fortaleciendo su carrera como una de las más trascendentales figuras de la danza clásica, con luminosa representación en la colección clásica internacional y en el repertorio de coreógrafos contemporáneos del mundo entero.

A su colección se suman importantes interpretaciones dentro las que destaca Giselle, la Bella Durmiente, donde representó un bello cisne blanco , interpretó además a Bernarda en La casa de Bernarda Alba, un clásico del español Federico García Lorca, y también encarnó la madre de los Capuletos en una representación de Romeo y Julieta, una famosa y hermosa historia de amor escrita por Shakespeare, y no por ultima es menos importante su participación en la Muerte del Cisne, a la que ella se aplicó su estilo y le marcó un sello significativo que según la crítica, causó que la obra llevara a los espectadores a la vibración poética casi del éxtasis.

Deslumbró además con su presencia en numerosos escenarios del mundo donde coleccionó aplausos de diferentes públicos, algunos con ato grado de exigencia.

Como casi todas las grandes estrellas de la danza al retirarse de su carrera interpretativa en el año 1996, se dedicó por completo a la pedagogía y la transferencia de conocimientos.

Se desempeñó como maître del Ballet Nacional de Cuba y fue miembro del colectivo de profesores que inauguró la Escuela Nacional de Arte.

Por sus majestuosos movimientos, su brillante técnica, su elegancia y seguridad para asumir diferentes papeles dentro del Ballet Clásico, fue condecorada con el Premio Nacional de Danza en el año 2003.

Además de eso su labor pedagógica también fue premiada a través del título de Doctor Honoris Causa en la especialidad de Danza que le otorgó la Universidad de las Artes (ISA).

La cultura y el pueblo cubano la despidieron con solo 65 años, tras luchar para vencer el cáncer.

Dejo de existir luego de enfrentar esta enfermedad.

Su aportes a la enseñanza del Ballet Clásico en Cuba constituyen un baluarte indiscutible para la formación de futuras generaciones de bailarines.

Dejo un legado, una historia para las futuras generaciones y un aporte con su actuación al ballet cubano.

Es por esto que Josefina Méndez es una de las cuatro joyas del Ballet Cubano.