Poner los cuernos: Tocar “fotuto”para identificar a los tarrús en Cuba
jueves, 26 de septiembre de 2019
Cuentan que en la zona de Cunagua existió por la década de 1960 un hombre cuya mujer era muy ligerita de cascos para poner los cuernos y le hizo crecer una cornamenta digna del mejor toro.
Por joder a los vecinos hacían sonar frente a su casa en las noches un cuerno de buey como recordatorio de las infidelidades de su esposa; pero el hombre nunca le dejó y, por el resto de su vida, fue conocido como “Juan Fotuto”.
La historia de Cuba de poner los cuernos
Esta es otra de las historias que se saben y cuentan en Cuba, que hace referencia a las infidelidades y el recordatorio de estas infidelidades al mantener relaciones externas fuera de la unión de pareja ya establecida, entre ellas las relaciones sexuales, este es el origen de la expresión.
La costumbre pegó en el pueblo y todavía hoy, en pleno siglo XXI, a los que tienen la desgracia de que le “peguen los tarros” o lo que es lo mismo, que le pongan los cuernos, y sus vecinos se enteren le suenan fotutazos delante de la casa.
Algunos ni siquiera tenían que ser “tarrúos” o que le hayan puesto los cuernos, porque con los años la práctica derivó en una especie de extorsión.
Los jodedores tocaban el fotuto noche tras noche hasta que el insultado salía y les pagaba una botella de ron. Para dar a entender la expresión poner los cuernos.
Entonces con la botella de ron se iban con el fotuto a otra parte.
Sobornar a los fotuteros
Sobornar a los fotuteros fue idea de un campesino llamado Juan Marrero, quien era dueño de una finca en la que trabajaban un montón de muchachones que se dedicaban a tocar fotutos en las noches a todos los tarrúos.
El creador de esta idea convirtió en tradición y practica este hazaña que paso de generación en generación con el transcurrir de los años.
A él se le fue a quejar uno de los infelices a los que no dejaban dormir los jodedores para que castigara a sus empleados; pero el guajiro Marrero sólo le dijo que no cogiera lucha que “los tarros no dolían”.
Después sintió lástima con el tipo y le recomendó que les comprara una buena botella de ron o los invitara a tomar chocolate caliente a la tienda del pueblo, pues era la única forma de que lo dejaran en paz y se fueran a otra parte, porque “tarrúos” sobraban en el pueblo.
Así lo hizo el infeliz y santo remedio, se quedo tranquilo y le toco aceptar la puesta de cuernos.
Es de esta forma que se sobornan a los fotuteros, según nos relata la historia de estos hechos a la hora de delatar o dar a conocer a quien le ponen los cuernos.