Búfalos: de animal exótico en Cuba a “especie invasora”
jueves, 1 de agosto de 2019
Cuando hace algunas décadas a un sesudo se le ocurrió importar búfalos para que fueran criados en Cuba como alternativa a la siempre menguante masa vacuna, nadie le dio mucha importancia. A muchos incluso les pareció una buena idea. ¿Qué daño podían causar unos pocos ejemplares de esos animales distribuidos a lo largo y ancho de la geografía isleña?
En total, se introdujeron en Cuba unos 3.000 búfalos de río y de pantano. Estos animales llegaron desde Panamá, Trinidad y Tobago y hasta de la exótica Australia. Los mamíferos se entregaron a las empresas pecuarias para que se encargarían de su cría y reproducción.
En poco tiempo, los búfalos proliferaron y formaron grandes rebaños
Durante los primeros años, todo marchó bien. A estos grandes mamíferos les encantó Cuba. Clima ideal, abundante alimento y ningún depredador natural. En poco tiempo proliferaron y formaron grandes rebaños.
Las precarias cercas de las fincas ganaderas cubanas pudieron poco contra la corpulencia de los búfalos y estos decidieron que era tiempo de dejar el cautiverio y buscarse la vida por su cuenta. Así, se volvieron salvajes y comenzaron a colonizar las zonas cenagosas y los montes cerrados, sobre todo en el centro del país.
Ahora desplazan a las vacas y otros animales que puedan hacerles competencia
Tanto ha crecido su número que, hoy en día, los búfalos salvajes, que llegaron para resolver un problema, se han vuelto un verdadero incordio para los campesinos y las empresas ganaderas. Como reyes del fanguero, medran por su respeto en los potreros y las aguadas, de donde desplazan a las vacas y otros animales que puedan hacerles competencia.
La fortaleza y agresividad de este animal, que es capaz de eviscerar el caballo de un vaquero si se ve acorralado o siente alguna amenaza sobre sus crías, hace que ningún mortal se atreva a sacarlos de los fangueros en los que se sienten tan a gusto.
Cada año los cazadores contratados por el Estado matan cerca de mil búfalos sólo en la zona sur del centro del país. Esa es la única solución que se ha encontrado para tratar de detener la frenética expansión de esta verdadera “especie invasora”.
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