¡Increíble! Taller particular en Cuba puede fabricar un Chevrolet 1950
viernes, 5 de junio de 2020
Aunque parezca increíble, un pequeño taller particular en Cuba es capaz de producir casi todas las piezas necesarias para armar un espectacular Chevrolet 1950.
La fabriquita no se encuentra en La Habana o en otra gran ciudad de la Isla, sino en Placetas, en el centro del país. Allí, su propietario Pablo Manso Brito ha sabido abrirse un nicho en el mercado de autos antiguos gracias a su aguzado ingenio.
Pablo el Chapistero, como le conocen todos, decidió abandonar su oficio de carpintero hace una década para entrarle con todo a los autos antiguos. Igual en la Isla faltaba madera, pero sobraban almendrones y él era capaz de dejar como nuevos cualquier artefacto fabricado con láminas de metal.
Sin embargo, fabricar las piezas desde cero no era tarea sencilla. Primero tuvo que diversificar la maquinaria de su taller y especializarse en una marca específica de automóviles: el Chevrolet. De estos últimos, su taller es capaz de fabricarlo todo para los modelos 1955, 1956 y 1957. Esto incluye paños de puertas, columnas traseras, paños de pisos interiores y del maletero.
Los Chevrolet 1950 generan clientela segura
Clientela no le falta, porque en toda la zona central del país ningún taller particular o empresa estatal es capaz de realizar este trabajo.
Rogelio González, quien viaja desde La Habana para remendar su viejo Chevrolet lo certifica.
En ningún lugar de Cuba existe un taller como el de Pablo, donde se puede encontrar cualquier pieza que necesite un automóvil de ese modelo.
Además, la calidad está garantizada y los encargos se pueden realizar por vía telefónica y luego pasar a recogerlo. Tanta confianza tiene Pablo en sus piezas y partes que, cuando un cliente queda insatisfecho con el resultado del trabajo, le devuelve el dinero que ha gastado en el combustible del viaje.
Los encargos llegan desde todas las provincias del país, pero también desde el extranjero. Uno de sus clientes más fuertes es un cubano americano, Juan Madiedo, quien posee una tienda de piezas y partes en Miami y comercializa las que fabrica Pablo en Placetas.
¡El taller de Pablo sorprende a los chinos!
En una ocasión lo visitaron varios gerentes de una gran compañía de Taiwán especializada en la fabricación de piezas y partes de automóviles. Los chinos quedaron pasmados cuando observaron como, en un espacio tan pequeño, Pablo y sus empleados eran capaces de fabricar con máquinas casi artesanales piezas y partes de tanta calidad.
Pablo expresa que no siempre fue así. Cuando comenzó con su negocio se encontró con que no tenía maquinaria alguna ni posibilidad de adquirirla en Cuba, por lo que tuvo que fabricarlas él mismo. Sin embargo, hoy por hoy tienen una capacidad de armar completo un Chevrolet 1950.
Primero construyó una cizalla para cortar lata. Luego, una máquina para poder conformar la chapa de acero y, con el tiempo, se hizo de una prensa para cortar, doblar y troquelar. Así, del martillo y la antorcha de los inicios logró llegar a la soldadura moderna y eficiente que emplea hoy.
A pesar de su alta demanda, continúa siendo un negocio basicamente familiar. Su esposa, Yodarcy Rodríguez, se encarga de recibir los pedidos, llevar la contabilidad, pagar a los obreros, tener en orden los papeles y liquidarle al fisco.
Pablo no pierde un minuto de trabajo. Aún después de haber tenido tanto éxito sigue pegado al taller supervisándolo todo. La satisfacción total de sus clientes es su único objetivo. Tanto así que lleva nueve años arreglando su propio almendrón… y aún no ha terminado con él.
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Escrito por | Redacción TodoCuba
Fuente: Archivo TodoCuba
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