¿Cómo volar un dron en Cuba y no morir en el intento?

martes, 9 de octubre de 2018

Volar un dron en Cuba a cuenta y riesgo es una pésima idea. Las autoridades cubanas no se andan con candideces en estos casos y, sin importar si el piloto sea cubano o extranjero, lo más probables es que la policía le decomise el aparato y lo mande a pasar un buen rato a la sombra en lo que se aclaran las cosas.

Eso no significa, sin embargo, que sea imposible volar un dron en Cuba… Es complicado, súper difícil si se quiere, pero no imposible.
Lo primero que debe hacerse en la Isla para logra volar un dron “dentro de la ley” es obtener la autorización del Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba, las Fuerzas Armadas Revolucionarias, el Ministerio del Interior, los gobiernos locales y (sí se va a volar sobre el centro histórico de una ciudad patrimonial) también el de la Oficina del Historiador.

Todo el proceso se demora alrededor de 30 días. Por tanto, si no reside en Cuba y suponiendo que pueda pasar un drone por la Aduana y quiera volarlo en la Isla, debe venir con tiempo.

Por si esto fuera poco, no cualquiera puede volar un dron en Cuba. Para las autoridades de la Isla no se trata de ningún juguete y sólo un pequeño número de personas están autorizadas para manejarlos en Cuba.

A este escaso número de pilotos (que apenas son una decena) debe acudir el interesado si desea volar su dron sin el riesgo de meterse en un lío si la policía lo detecta manejándolo, aún cuando posea todos los permisos correspondientes.

Ante trámites tan engorrosos la mayoría opta por pasarse las leyes y volar los drones sin permiso, teniendo siempre cuidado de que la policía no los detecte.

Si las fuerzas del orden ven un dron volando, lo más probable es que intenten derribarlo interrumpiendo la señal que lo controla, lo que termina, por lo regular, con la pérdida del aparato y su destrucción.

Este es el destino funesto que les aguarda a todos los que son detectados, sin importar que tengan permisos legales para volar o no. Razón de más para preguntarse el por qué de tanto papeleo, si ni siquiera eso los asegura.