Hotel Capri, el rascacielos habanero que convenció a la mafia de que Cuba era un buen negocio (+ Fotos)
viernes, 31 de agosto de 2018
El emblemático hotel Capri se inauguró en La Habana con gran bombo en la noche del 27 de noviembre de 1957. A su apertura acudieron los empresarios más ricos de Cuba, los representantes del gobierno del general Fulgencio Batista y unos cuantos personajes de mala fama de la mafia ítalo – norteamericana que por entonces regentaban los negocios del juego en la Isla, encabezados por el mismísimo Santos Trafficante.
Aunque se ha afirmado que el hotel Capri fue construido por un sindicato mafioso de los Estados Unidos, lo cierto es que en este edificio típico de La Habana de los años 50 construido por el arquitecto Jaime Canavés, los mafiosos sólo operaban su casino (el área que luego ocuparía el cabaret del Salón Rojo).
Sin embargo, con esto era más que suficiente, porque en realidad el verdadero negocio era el juego. El hotel era un simple anexo para hospedar a los millonarios que en vuelos privados viajaban desde los Estados Unidos a La Habana a jugarse sus fortunas en las mesas del casino.
El Capri abrió con 200 habitaciones y se construyó a un costo de medio millón de pesos. El hotel fue innovador en varios aspectos con los que existían en La Habana y desde el primer momento se convirtió en el hotel de moda de la ciudad. En su casino de gran lujo servían como anfitriones las estrellas de Hollywood y a los millonarios les importaba poco dejarse miles de pesos en la ruleta con tal de codearse con ellos.
Los promotores de la mafia estaban encantados con los resultados obtenidos y el Capri los acabó de convencer de lo que para ellos resultaba ya una certeza: el turismo y el juego asociado a él serían los grandes negocios del futuro que convertirían a Cuba en Las Vegas del Caribe.
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Escrito por | Redacción TodoCuba
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