Arístides Agramonte, un médico cubano nominado al Nobel
sábado, 21 de abril de 2018
Entre los grandes médicos que ha dado Cuba hay que escribir con letras de oro el del casi desconocido Dr. Arístides Agramonte, considerado como uno de los más prominentes especialistas en la especialidad de Bacteriología.
Arístides Agramonte nació en la ciudad de Camagüey el 3 de junio de 1868. Era hijo de Eduardo Agramonte, quien luego sería general de brigada del Ejército Libertador cubano, y de Matilde Simoni, hermana de Amalia y esposa del futuro mayor general Ignacio Agramonte, de quien Arístides era, además, primo segundo.
El peso patriótico de tan ilustres apellidos obligó a su familia a emigrar y Arístides que era apenas tenía unos meses al comenzar la Guerra del 68 tuvo que vivir toda su infancia y parte de su juventud en el exilio, entre México y los Estados Unidos.
Estudió Medicina en la Universidad de Columbia, donde se graduó con honores en junio de 1892; y, al estallar la Guerra entre España y los Estados Unidos regresó a su patria tras 30 años de ausencia como médico agregado del ejército de norteamericano.
Los ocupantes estadounidenses le encargaron el laboratorio de Anatomía Patológica y Bacteriología del Hospital Militar, antiguo Hospital Alfonso XIII, donde realizaría una brillante labor como patólogo.
Revalidó su título en la Universidad de La Habana y el 25 de enero de 1900 el centro de altos estudios le entregó su certificado de licenciado en Medicina. Bajo la dirección de Dr. Walter Reed tomó parte de la Comisión el ejército de Estados Unidos que confirmó los postulados del sabio cubano Carlos J. Finlay sobre el agente transmisor de la fiebre amarilla.
Desafortunadamente, el mérito de esta comisión quedó empañado al pretender el Dr. Reed adjudicarse todo el mérito científico sin dar crédito al descubrimiento de Finlay, lo que le llevaría al Nobel de Medicina en 1903.
Precisamente a este Nobel había sido también propuesto Arístides Agramonte, junto al Dr. Norteamericano Carroll; pero la repentina muerte de Reed inclinó al Comité del Premio a entregárselo en solitario a Reed y considerar que Agramonte y Carroll habían sido sólo “colaboradores”.
Durante la República se dedicó a la enseñanza de la Medicina en la Universidad de La Habana, donde ejerció como profesor titular de Bacteriología y Patología Experimental. En 1953 la Universidad le rindió honores al revelar una placa con su nombre frente a la Cátedra de Bacteriología que por tantos treinta años desempeñara.
Entre los numerosos reconocimientos que a lo largo de su fructífera vida recibió se cuentan el Doctorado Honoris Causa que le entregó la Universidad de Columbia; la Gran Cruz Carlos J. Finlay entregada por la República de Cuba en 1929.
A diferencia de muchos profesores del claustro de la Universidad que se mostraron serviles ante el autoritarismo del presidente Gerardo Machado, Arístides Agramonte, renunció a su cátedra en la Universidad de La Habana el 4 de julio de 1931, y se marchó al exilio en protesta ante la situación política que vivía Cuba.
Allí murió al mes siguiente, a los 63 años de edad en la que había sido la tierra de su juventud, uno de los más brillantes médicos que ha tenido Cuba en su historia.
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Escrito por | Redacción TodoCuba
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