Celebrar los quince en Cuba
lunes, 22 de julio de 2019
Pasa el tiempo y llegan los quince en Cuba.
La niña que fue se ha convertido en una muchacha casi mujer.
La hora llega casi sin darse cuenta y al abrir los ojos ha tocado el momento a nuestra puerta.
«Te cogió lo que anda» sentenciaría el refranero popular y ahí comienza la locura.
Primero, antes que todo, la cosa comienza por que la niña, que ya no es tan niña, decida qué quiere como regalo:
- Fiesta,
- Fotos y video,
- Algún equipo,
- Un viaje, quizás,
- y para peor suerte, todas las posibilidades juntas, e incluso más.
Como toda buena fiesta de quince que se respete, comida y bebidas deben presentarse en abundancia.
No pueden faltar los amigos de la cumpleañera, de los padres, e incluso los amigos de los amigos.
El baile, la ropa nueva, el fotógrafo de la fiesta, el cake, el regalito de ocasión, los zapatos nuevos y el vestido, el video sorpresa, el colage de imágenes de la infancia, las quejas de que no alcanzan las cajitas, el cuidado para que nadie se cuele sin invitación…
y más, mucho más.
Las fotos son la otra odisea de la tradición de Celebrar los quince en Cuba.
Un día especial para que la niña luzca como nunca y tome 12, quizás 24 o a lo mejor 36 instantáneas.
En los que vecinos y familiares reconozcan a la mujer que aspira a ser.
Trajes y más trajes, peinados, calor intenso, hambre y desesperación, amenizan la sesión.
Lo del equipo es sencillo: un tablet o una laptop, quizás alguna otra cosa menor como un móvil de última generación para mantenerse localizado en tiempos de modernidad.
Y como las épocas cambian, hay también quien prefiere sustituir fiesta, fotos y equipos por un viaje.
De esos en los que deben cruzarse fronteras y hablar, a lo mejor, otras lenguas.
Y se van los quince, llegan los dieciséis y la historia es otra.
Un año después las fotos andan por alguna esquina, de la fiestecita ya nadie se acuerda, el equipo está a medio andar y del viaje solo quedan recuerdos.
¡Qué quinces, caballeros, pero qué quinces!